No existe un tratamiento específico para el virus del papiloma humano (VPH). La mayoría de las infecciones causadas por este virus desaparecen por sí solas en un plazo aproximado de dos años, sin causar problemas de salud. El tratamiento se enfoca en las lesiones que aparecen cuando la infección persiste y provoca cambios en las células de los tejidos afectados (cuello uterino, pene, vagina, vulva, ano, boca o garganta).
Una de las lesiones causadas por el VPH son las verrugas genitales. Algunas pueden desaparecer por sí solas, mientras que otras pueden requerir tratamiento con medicamentos u otros procedimientos como la crioterapia, la electrocauterización, la extracción quirúrgica o la cirugía láser. El VPH también puede causar cambios a nivel celular que pueden producir lesiones precancerosas. Estas lesiones deben ser extirpadas después de una valoración y exámenes médicos como la citología y la colposcopia, entre otros. En cualquier caso, es necesario que un (a) profesional de ginecología, realice una valoración completa y determine la tratamiento adecuado y los pasos a seguir posteriormente.
Hay medidas preventivas que ayudan a disminuir el contagio y a detectar y tratar estas lesiones de manera oportuna:
Independientemente de la presencia de síntomas, es fundamental usar preservativos y/o barreras bucales en todas las relaciones sexuales (orales, vaginales y anales) para evitar la transmisión del virus.
La vacuna contra el VPH protege a hombres y mujeres contra las enfermedades causadas por el virus, incluyendo el cáncer.
Realizar citologías periódicas permite identificar problemas de salud relacionados con el VPH de manera oportuna (como las verrugas genitales, tipos de VPH que producen cáncer y el cáncer en etapas tempranas), facilitando así su tratamiento.