Cuando hablamos de sexualidad, nos referimos a una de las dimensiones centrales del ser humano, la cual está presente a lo largo de la vida e incluye aspectos biológicos, psicológicos, sociales, entre otros. Por esta razón, la educación sexual integral (ESI), tanto fuera como dentro de la escuela, juega un papel fundamental al proporcionar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes los conocimientos y habilidades necesarios para ejercer plenamente sus derechos sexuales y reproductivos. Además, les ayuda a tomar decisiones informadas y autónomas en pro de su proyecto de vida. En este sentido, hay diferentes maneras en las que docentes, cuidadores e incluso estudiantes pueden contribuir al proceso.
Por ejemplo, las madres y padres deben tener en cuenta que hablar sobre sexualidad no es una conversación única que se da en un momento específico de la vida. Es importante abordar el tema en diferentes contextos, siempre teniendo en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentra su hijo o hija y utilizando un lenguaje sencillo y apropiado para su edad.
El objetivo es establecer canales de comunicación efectivos y convertirse en una fuente confiable de información para ellos y ellas. Es posible que no siempre se tengan todas las respuestas, y es válido decir "No sé, pero podemos buscarlo juntos". Lo importante en estos casos es siempre ofrecer una respuesta, ya que esto les dará credibilidad frente al menor. Es natural que este sea un tema difícil de abordar, y si el cuidador no se siente capacitado para hacerlo, puede buscar ayuda, por ejemplo, con pediatras, psicólogos, entre otros profesionales.
En cuanto al ámbito escolar, las instituciones educativas pueden promover procesos de capacitación constante para la comunidad educativa (docentes, padres y estudiantes) sobre temas relacionados con la sexualidad y la salud reproductiva. Además, la educación sexual integral puede incluirse en el plan de estudios para abordar estos temas de acuerdo con la edad y el momento de desarrollo.
Todas estas iniciativas ayudan al estudiante a aprender sobre su sexualidad, conocer sus derechos y adoptar conductas saludables en relación con su salud sexual y reproductiva. Esto incluye establecer relaciones respetuosas, retrasar el inicio de las relaciones sexuales, prevenir embarazos no planeados, infecciones de transmisión sexual o situaciones de violencia. Finalmente, es importante fortalecer en los niños, niñas y adolescentes la capacidad de buscar información en sitios confiables y desarrollar una opinión crítica frente a la información que encuentran y los sitios que visitan. De esta forma, se desincentiva la consulta con pares desinformados o páginas de pornografía.