¿Qué responsabilidad tienen los adultos frente a transmitir educación sobre una sexualidad sana y segura a menores de edad?
Compartir
Respuesta
La Educación para la Sexualidad debe ser parte del proceso familiar, educativo y social de preparación para la vida; por lo tanto es una responsabilidad conjunta entre padres, madres, cuidadores y educadores, quienes deben adquirir conocimientos suficientes sobre la sexualidad para trasmitir ideas claras y precisas. Se debe hablar con la verdad, reconociendo que no tienen porqué saber todas las respuestas en el campo de la sexualidad; si la persona no sabe debe evitar inventar o mentir, es mejor decir que no sabe pero que va a buscar y que se va a informar sobre el tema. Hay que cumplir la promesa y entregar la orientación correcta, lo que dará credibilidad frente a niños y adolescentes.
Una adecuada educación para la sexualidad, debe contar con las siguientes características:
Más que la simple adquisición de conocimientos y contenidos, la educación para la sexualidad debe guiar hacia el desarrollo del pensamiento crítico enfocado en el logro de actitudes positivas frente a la sexualidad.
Fomentar el proceso por medio del cual niños, niñas y adolescentes puedan reconocer, identificar y aceptarse como un ser sexuado y sexual a lo largo de su vida, libres de toda ansiedad, temor o sentimientos de culpa.
Fomentar el desarrollo de roles de género que promueven el respeto y las relaciones justas entre seres humanos dentro de un marco de valores basados en los derechos humanos y los derechos sexuales y reproductivos.
Promover el valor de los vínculos y del componente afectivo de las relaciones humanas más allá de las relaciones de pareja.
Promover el autoconocimiento en relación con el cuerpo como un factor de autoestima y de atención a la salud.
Fomentar el comportamiento sexual libre, responsable, consciente y placentero hacia sí mismo y los otros.
Promover la comunicación dentro de la pareja y la familia, al fomentar las relaciones equitativas, independientemente del sexo y la edad de las personas.
Promover un comportamiento responsable compartido en relación con la planificación o la anticoncepción familiar, crianza de los hijos e hijas y el uso de los métodos anticonceptivos, entre ellos el uso adecuado y oportuno del condón.
Promover decisiones responsables para la prevención de las infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH/Sida.