Cuando hablamos de sexo nos referimos a una serie de características biológicas y fisiológicas (genéticas, hormonales, anatómicas) utilizadas para categorizar a las persona como hombres, mujeres o intersex.
Mientras que el género es algo que se ha construido socialmente a partir de la idea de cómo un hombre o una mujer debían ser, es decir cómo deben comportarse, vestirse, etc. También es algo que tiene que ver con que un hombre debe ser masculino y una mujer femenina.
Hoy en día, esos roles ya no se entienden de la misma manera y el género se ve como un continuo que va desde lo masculino a lo femenino y cada individuo, independiente de su sexo, construye su identidad de género a partir de sus propios gustos e intereses y la expresan a través de su vestimenta, comportamiento y apariencia personal en general.
Hay personas que construyen una identidad más femenina, otras una más masculina y otras que no se sienten conformes con ninguna de las dos y mezclan elementos de ambas o buscan ser neutrales. Cualquiera que sea tu caso, está bien, tu identidad es tuya, es única y es parte de quien eres, pero también es dinámica y puedes irla construyendo, cambiando y ajustando con el tiempo.
Por último, queremos aclarar que algunas personas nacen con un sexo biológico con el que no se sienten identificados(as) y esto también está bien. En estos casos es posible que decidan hacer una transición de un sexo a otro por medio de procedimientos quirúrgicos o tratamientos hormonales; estas personas son individuos trans (la T en la sigla LGBTIQ) y deciden hacerlo porque buscan que su cuerpo físico corresponda a su identidad. Sin importar cómo decidas vivir tu sexualidad y expresar tu identidad de género, mientras te haga sentir cómodo(a), está bien y debe ser respetada por otros.