¿Es normal sentir deseo sexual por alguien de mi mismo sexo aun cuando no me considero homosexual?
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Respuesta
Sí, puede suceder y no existe un motivo para preocuparte. Recuerda que es tu derecho decidir frente al libre ejercicio de tu sexualidad. El deseo es el interés y atracción que una persona siente hacia otra y significa una motivación o disposición para participar en actividades eróticas como intercambio de palabras, besos, abrazos o caricias que conducen a la excitación. La orientación sexual hace referencia a las atracciones afectiva y erótica, que puede tener una persona hacia otra independientemente de su sexo. Está determinada por el grado de excitación que una persona puede sentir por un hombre, una mujer o por ambos sexos de manera indeterminada. Ese grado de excitación está marcado por el sentido del placer, las emociones y la atracción sexual, entre otros. Si deseas mas información o tener una asesoría personalizada puedes comunicarte con la línea telefónica 106 o solicitar una consulta de anticoncepción.
Para vivir la sexualidad de manera plena, cada persona debe asumirla responsablemente, con habilidad para responder por las consecuencias de sus decisiones y comportamientos. Ten en cuenta que no es necesario, ni es obligación tener relaciones sexuales. Los seres humanos, a través de sus derechos, pueden decidir libremente si quieren o no tener relaciones sexuales, con quién, con qué frecuencia, a qué edad y bajo qué condiciones. Las relaciones sexuales deben darse en un ambiente de libertad y respeto por sí mismo y por la otra persona. Durante toda relación sexual existen riesgos, estos pueden ser psicológicos, cuando las personas no están preparadas o seguras de la relación sexual, cuando están presionadas o acosadas para tenerlas, o cuando las practican sólo por complacer a la otra o a otras personas; otro riesgo al que se exponen son las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) incluido el VIH/Sida, si no utilizan condón. Tener relaciones sexuales debe ser una decisión libre que contribuya al bienestar y placer de la persona. Si las relaciones no responden a estas características, pueden convertirse en riesgos.