Es la incapacidad de los genitales para presentar o mantener una respuesta adecuada ante la excitación, la cual incluye la alteración en la lubricación vaginal o en la sensibilidad de los genitales durante la actividad sexual y/o el agrandamiento de los genitales.
Al igual que otras disfunciones sexuales, el trastorno de la excitación puede tener distintas causas, dentro de las orgánicas encontramos: los cambios hormonales, algunos ejemplos son la menopausia, los niveles bajos de testosterona, las enfermedades endocrinológicas, vasculares, diabetes, enfermedad ginecológicas, entre otras.
En cuanto a las causas psicológicas, una de las principales es la estimulación no efectiva durante la actividad sexual individual o en pareja, experiencias sexuales traumáticas, características y/o alteraciones de la personalidad, ansiedades, miedos, vergüenza, baja autoestima y una relación de pareja disfuncional. Y por último, factores sociales y culturales como la educación sexual reprimida y restrictiva, concepción negativa y pecaminosa de la sexualidad, mitos y creencias sobre la sexualidad.