En general, la vagina es capaz de adaptarse al tamaño del pene. Sin embargo, hay que contemplar otros factores que pueden afectar la penetración. Por ejemplo, el nivel de confianza que tienes con la otra persona, qué tan cómoda te sientas en el momento, si experimentas dolor, si sientes ansiedad por la posibilidad de sentirlo o si estás preocupada o estresada por algo; todos estos son factores que pueden afectar tu excitación sexual, interrumpiéndola o evitando que se produzca, lo que significa que puede haber menos lubricación vaginal, que los músculos de la pelvis y vagina no se van a relajar y haciendo que la penetración sea difícil.
En este sentido, hay algunas recomendaciones que podemos darte para mejorar tu experiencia. Primero, lo que puedes hacer es aprender a conocer tu cuerpo, explorar las zonas sensibles e identificar los estímulos que te resultan o no agradables (caricias, pensamientos, etc.). Esto te permitirá aumentar los niveles de excitación, estar más relajada y mejorar la lubricación vaginal. La masturbación puede ser una estrategia útil en este caso. Una vez que comprendas esto, compartirlo con tu pareja puede mejorar los encuentros sexuales.
Ahora, ten en cuenta que lograr una dinámica sexual de pareja no se logra en el primer encuentro, esto va a tomar un tiempo mientras aprenden a comunicarse. Hablar con tu pareja sobre las preferencias sexuales de cada uno, es decir, identificar sus zonas erógenas, los estímulos que les gustan y los que no o las prácticas sexuales que quisieran o no probar, son aspectos que deberían tratarse antes de la actividad sexual. Además, es importante darle tiempo al cuerpo para responder a la excitación sexual. En otras palabras, cuando dedican tiempo suficiente para hacer una estimulación adecuada que les ayude a alcanzar niveles de excitación suficientes, ambos van a experimentar cambios en su cuerpo que harán que el contacto sexual les resulte cómodo y agradable.
Por eso, es fundamental prestar atención a cómo se van sintiendo durante el encuentro sexual, entonces si sientes alguna incomodidad o dolor, es importante que se lo dejes saber a tu pareja y busquen hacer un cambio que les permita sentir más comodidad a ambos. Recuerda que una relación no sucede como en las películas, los cambios de posición no son tan sencillos. Es importante parar, reacomodarse, contemplar posiciones en donde tú puedas tener mas control sobre la penetración y usar lubricantes externos si es necesario.
Finalmente, si la dificultad durante la penetración persiste a pesar de las recomendaciones anteriores, es válido consultar con un (a) profesional de ginecología, para descartar condiciones médicas que puedan estar afectando tu salud sexual, como por ejemplo, alteraciones físicas o enfermedades que afectan los genitales, cirugías previas, infecciones de transmisión sexual, irritaciones en la zona genital, el vaginismo, falta de lubricación producida por cambios hormonales propios de la edad o por el uso de algunos medicamentos, entre otros. También, puedes consultar un (a) profesional de psicología, para descartar factores emocionales como experiencias traumáticas previas, ansiedad, estrés, miedo a la intimidad, preocupación por la apariencia física o el desempeño sexual, entre otros.