11:07 a. m. 20/04/2022
En ocasiones creemos que debemos sentirnos atraídos hacía cierto tipo de persona y de no ser así algo en nosotros está mal. Sin embargo, en la sexualidad no hay un deber ser.
No hay un lado bueno o malo siempre y cuando no se le haga daño a nadie, la realidad es que podemos sentirnos atraídos por individuos de nuestro mismo sexo, sexos opuestos o ambos. Y todo esto es completamente válido.
La orientación sexual hace referencia a la atracción física, erótica o emocional que sentimos hacia otras personas. Por ejemplo, cuando alguien se siente atraído al sexo opuesto se le conoce como heterosexual. Si, por el contrario, se siente atracción hacia su mismo sexo se le llama homosexual. La atracción puede darse también tanto hacia su mismo sexo como hacia otro sexo, en este caso aquellas personas se identifican como bisexuales. Por otro lado, quienes son llamados pansexuales se sienten atraídos a los demás sin importar su sexo o género. Y por último, las personas que no sienten ninguna atracción sexual por nadie a menudo se llaman a sí mismas asexuales.
Hay personas que saben desde muy jóvenes cuál es su orientación, mientras que hay otras que lo descubren o aceptan a medida que exploran su sexualidad a lo largo de su vida. Aunque hay quienes asumen que todos son o deben ser heterosexuales, esto muchas veces solo dificulta el proceso de experimentación y descubrimiento de la sexualidad propia. Lo fundamental aquí es recordar que no hay una sola forma de vivir la sexualidad, que hay diversidad dentro de ella y no necesariamente debemos sentir atraídos hacia el sexo opuesto.
Si no tienes seguridad de cuál es tu orientación sexual, no estás sólo. Muchos otros se sienten de igual manera y se dicen a sí mismos que simplemente están en un período de cuestionamiento. No hay una fórmula exacta para averiguarlo, ni tampoco un momento determinado. Es importante tomarte tu tiempo y saber que sea cual sea, está bien y es completamente normal. La orientación sexual, a pesar de que puede cambiar en el transcurso de la vida, no es una decisión consciente que se toma. Una persona no decide a quién sentirse atraída, simplemente es una parte natural de ti.
Tampoco es cierto que haya formas de cambiar la orientación sexual de alguien ni que las cosas que hagas (tales como jugar con muñecas o jugar fútbol, o la ropa con la que te vistas) influyan en ella. Todos podemos construirla libremente y tenemos derecho a amar a la persona que queramos.